Las labores agrícolas han sido durante muchas
épocas una de las grandes ocupaciones de nuestros antepasados. Sin embargo, la
continua transformación de los métodos de labranza así como la aparición de
nueva tecnología aplicada a la maquinaria han dado como resultado que muchas de
las herramientas agrícolas se encuentren en desuso.
A través de acciones como “La pieza del mes”
pretendemos rescatar estos útiles de labranza del olvido, para que se recuerde
su función y no solo eso, sino también las maneras de trabajo tradicionales tan
diferentes a las actuales.
La pieza del mes de Julio 2018 del Centro
Cultural Etnográfico “Torreón de Pernía” es un trillo de época contemporánea,
perteneciente a la colección privada de Benito Escarpizo y que ha donado
temporalmente al centro. Emplearemos la denominación utilizada en la comarca,
hay que tener en cuenta que en algunas zonas la herramienta es denominada igual
que la acción, la trilla.
Se función era la trilla de cereales sobre la
era, desgranar el cereal y trocear la paja. Está formado por una plataforma de
madera compuesta a su vez por tablones de madera dispuestos en sentido
longitudinal que culminan en curva con el fin de que la mies (cereal que ya
está maduro para ser recolectado) no sea arrollada cuando se está llevando a
cabo la acción de trillar. Las tablas llevan incrustadas numerosas piedras de pedernal,
siendo esto el elemento principal que producía el trillado cuando el trillo se
arrastraba sobre la mies.
Para llevar a cabo el trillado había que dar
un gran número de vueltas sobre la mies arrastrando el trillo. De esta
herramienta se tiraba con algún animal; a veces se añadía un asiento para que
la persona que conducía al animal pudiera sentarse.
Tanto la actividad de la trilla como el
trillo son conocidos desde época romana y apenas varió su modo de actuación
desde entonces.
Las principales variantes de trillo que
podemos encontrar se deben al tamaño, realizadas en función de la fuerza de los
animales que tiraban.
Una vez trillada la parva (cereal segado y
extendido sobre la era) se continuaba con otra labor, el aventado, la
separación del grano de la paja.
Por desgracia, en la actualidad, este apero
de labranza ha quedado en desuso debido a la mecanización agrícola, sustituyéndose
por maquinaria como las cosechadoras, mucho más eficaces y que ofrecen un mayor
rendimiento en las regiones con cereales más extensas.
Cabe destacar la fabricación del trillo de
una población de Segovia, Cantalejo, sin duda la ciudad por excelencia de los
trillos en España, donde aún se mantiene vigente la fabricación de estos aperos
agrícolas. Probablemente estos aperos se comenzaron a hacer en esta localidad
desde su romanización y por tanto el trillo desciende del trillo de época
romana.
Actualmente, el trillo se ha revalorizado, no persiguiendo su original función agrícola sino por su valor decorativo y de calidad artesanal.
Actualmente, el trillo se ha revalorizado, no persiguiendo su original función agrícola sino por su valor decorativo y de calidad artesanal.
Como conclusión os dejamos citada la
definición que D. Claudio Boutelou da en 1817 de la acción de trillar: “Del
trillo. La operación de trillar se reduce a desbaratar, deshacer y destrozar
las mieses; á separar el grano de la espiga; y á recortar la paja lo suficiente
para que la pueda comer el ganado. Empléame varias máquinas mas ó menos complicadas
para este fin, pero la mas sencilla y conocida es el trillo comun. Compónese
éste de dos ó tres tablones ensamblados de quatro ó cinco dedos de grueso sobre
quatro pies de ancho y cinco ó seis de largo , que tienen en la parte inferior
muchas hileras de pedernales embutidos para que recorten la mies, y en la parte
delantera vina ó dos sortijas , y á veces un gancho en donde se atan las
cuerdas para el tiro que se compone por lo comun de dos caballerías. Un hombre
ó muchacho sentado ó caballero sobre las tablas conduce las caballerías y
gobierna el trillo pasándolo sobre la parva y dando vueltas por Ios parajes que
necesitan recortarse y destrozarse. Este trillo corta y quebranta las espigas;
desprende y separa con facilidad el grano; y desmenuza , ablanda y recorta
perfectamente la paja.”
Bibliografía
consultada:
Boutelou, C.
(1817). Elementos de Agricultura.
Madrid
Ruiz
Martinez, M., Mora Cartagena, O. (1985). Los aperos de labranza tradicionales
en el Bajo Segura: de las mejoras a la sustitución definitiva. Narria: Estudios de artes y costumbres
populares, 37, pp. 26-37
Sáez
Descalzo, J. (2003). Aperos, aparejos y otras herramientas de antaño propias de
la agricultura de Cenizate. Zenizate,
33, pp. 59- 78
Siguero, A. (1984).
Los Trilleros. Revista de Folklore, 41,
pp. 175-180
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