domingo, 1 de julio de 2018

PIEZA DEL MES JULIO 2018



Las labores agrícolas han sido durante muchas épocas una de las grandes ocupaciones de nuestros antepasados. Sin embargo, la continua transformación de los métodos de labranza así como la aparición de nueva tecnología aplicada a la maquinaria han dado como resultado que muchas de las herramientas agrícolas se encuentren en desuso.

A través de acciones como “La pieza del mes” pretendemos rescatar estos útiles de labranza del olvido, para que se recuerde su función y no solo eso, sino también las maneras de trabajo tradicionales tan diferentes a las actuales.

La pieza del mes de Julio 2018 del Centro Cultural Etnográfico “Torreón de Pernía” es un trillo de época contemporánea, perteneciente a la colección privada de Benito Escarpizo y que ha donado temporalmente al centro. Emplearemos la denominación utilizada en la comarca, hay que tener en cuenta que en algunas zonas la herramienta es denominada igual que la acción, la trilla.

Se función era la trilla de cereales sobre la era, desgranar el cereal y trocear la paja. Está formado por una plataforma de madera compuesta a su vez por tablones de madera dispuestos en sentido longitudinal que culminan en curva con el fin de que la mies (cereal que ya está maduro para ser recolectado) no sea arrollada cuando se está llevando a cabo la acción de trillar. Las tablas llevan incrustadas numerosas piedras de pedernal, siendo esto el elemento principal que producía el trillado cuando el trillo se arrastraba sobre la mies.

Para llevar a cabo el trillado había que dar un gran número de vueltas sobre la mies arrastrando el trillo. De esta herramienta se tiraba con algún animal; a veces se añadía un asiento para que la persona que conducía al animal pudiera sentarse. 

Tanto la actividad de la trilla como el trillo son conocidos desde época romana y apenas varió su modo de actuación desde entonces.

Las principales variantes de trillo que podemos encontrar se deben al tamaño, realizadas en función de la fuerza de los animales que tiraban.  

Una vez trillada la parva (cereal segado y extendido sobre la era) se continuaba con otra labor, el aventado, la separación del grano de la paja.

Por desgracia, en la actualidad, este apero de labranza ha quedado en desuso debido a la mecanización agrícola, sustituyéndose por maquinaria como las cosechadoras, mucho más eficaces y que ofrecen un mayor rendimiento en las regiones con cereales más extensas.

Cabe destacar la fabricación del trillo de una población de Segovia, Cantalejo, sin duda la ciudad por excelencia de los trillos en España, donde aún se mantiene vigente la fabricación de estos aperos agrícolas. Probablemente estos aperos se comenzaron a hacer en esta localidad desde su romanización y por tanto el trillo desciende del trillo de época romana.

Actualmente, el trillo se ha revalorizado, no persiguiendo su original función agrícola sino por su valor decorativo y de calidad artesanal.

Como conclusión os dejamos citada la definición que D. Claudio Boutelou da en 1817 de la acción de trillar: “Del trillo. La operación de trillar se reduce a desbaratar, deshacer y destrozar las mieses; á separar el grano de la espiga; y á recortar la paja lo suficiente para que la pueda comer el ganado. Empléame varias máquinas mas ó menos complicadas para este fin, pero la mas sencilla y conocida es el trillo comun. Compónese éste de dos ó tres tablones ensamblados de quatro ó cinco dedos de grueso sobre quatro pies de ancho y cinco ó seis de largo , que tienen en la parte inferior muchas hileras de pedernales embutidos para que recorten la mies, y en la parte delantera vina ó dos sortijas , y á veces un gancho en donde se atan las cuerdas para el tiro que se compone por lo comun de dos caballerías. Un hombre ó muchacho sentado ó caballero sobre las tablas conduce las caballerías y gobierna el trillo pasándolo sobre la parva y dando vueltas por Ios parajes que necesitan recortarse y destrozarse. Este trillo corta y quebranta las espigas; desprende y separa con facilidad el grano; y desmenuza , ablanda y recorta perfectamente la paja.”






Bibliografía consultada:
Boutelou, C. (1817). Elementos de Agricultura. Madrid
Ruiz Martinez, M., Mora Cartagena, O. (1985). Los aperos de labranza tradicionales en el Bajo Segura: de las mejoras a la sustitución definitiva. Narria: Estudios de artes y costumbres populares, 37, pp. 26-37
Sáez Descalzo, J. (2003). Aperos, aparejos y otras herramientas de antaño propias de la agricultura de Cenizate. Zenizate, 33, pp. 59- 78
Siguero, A. (1984). Los Trilleros. Revista de Folklore, 41, pp. 175-180

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