domingo, 11 de octubre de 2020

PIEZA DEL MES OCTUBRE 2020


 

A diferencia de otros meses, en este caso no resaltamos un apero o útil de labranza sino un elemento doméstico, el cual ha evolucionado a lo largo de la historia, convirtiéndose a día de hoy en uno de los electrodomésticos imprescindibles en el hogar, se trata de la plancha, una herramienta cuyos orígenes se remontan a la Antigüedad. 

Planchas de hierro y de brasas expuestas en el Torreón de Pernía, 2ª planta

La ropa sin arrugas ha sido sinónimo de refinamiento, pulcritud y categoría social a lo largo de la historia. No fue hasta el siglo XVII cuando apareció el término plancha, también denominada caja caliente.

 Antes de comenzar la propia descripción del objeto y su historia, es necesario indicar que los materiales como el hierro o el metal, ya se usaban en la Antigua China como recurso tecnológico para alisar la ropa quitándole las arrugas, desde los primeros siglos de nuestra era. Esto explicaría cómo el comercio de la lavandería llega a nosotros a través de la inmigración de China a finales del siglo XIX. 

De esta forma, los griegos usaban una barra de hierro cilíndrica calentada, similar a un rodillo, que pasaban sobre las ropas para marcar el drapeado. Dos siglos más tarde, los romanos ya planchaban y plisaban con un mazo plano, metálico, que literalmente martilleaba las formas deseadas en las túnicas y mantos. Todas las planchas primitivas empleaban la presión como vía para lograr el efecto de estiramiento del tejido. 

Hacia el siglo XVII se empezó a emplear el término ´plancha´ como tal, para designar a los aparatos, no muy distintos a los usados en China en el s. I d C: cajas metálicas llenas de brasas. A partir del s. XIX este modelo convivió con otro tipo de plancha hecha de hierro fundido y maciza que se calentaba directamente sobre los trébedes de la lumbre, de manera que era necesario disponer al menos de dos, para trabajar con una mientras otra adquiría el calor, otra desventaja de esta plancha era que el hollín se adhería a ella y pasaba a las ropas, subsanado cuando se instaló la iluminación de gas en los hogares, en el siglo XIX; muchos inventores idearon planchas calentadas con esa forma de energía, pero la frecuencia de los escapes, explosiones e incendios aconsejó llevar las ropas arrugadas. El verdadero boom en el planchado llegó con la instalación de la electricidad en las casas.

En el caso de las planchas que se exponen en el Torreón de Pernía, observamos dos de los grupos más cotidianos, las planchas de hierro macizo simples, de forma triangular, con asa de madera y superficie bruñida en la base que se calentaba colocándola sobre el fuego.

Planchas de hierro y de brasas expuestas en el Torreón de Pernía, 2ª planta

Planchas de hierro y de brasas expuestas en el Torreón de Pernía, 2ª planta

Y el otro tipo conocida como de brasas o de carbón, y que se convierte en la pieza del mes de octubre de 2020. 
En este caso estamos ante un utensilio de hierro de base plana, formado por un depósito en forma de prisma triangular en el que se introducen las brasas de leña o carbón. En su lado menor dispone de un agujero que cierra por medio de una pequeña chapa circular que gira sobre un remache. Sobre este depósito encaja una tapadera en cuyo extremo se encuentra la chimenea, con la boca girada. También lleva una pequeña palanca para abrir la plancha, un asidero dispuesto longitudinalmente y protegido por un mango de madera que se adapta a la mano y un protector de mano en forma de chapa cóncava con decoración en relieve situada bajo el asa.

Plancha de brasas. Expuesta en el Torreón de Pernía, 2ªplanta

 Decoración iconográfica plancha de brasas. Expuesta en el Torreón de Pernía, 2ªplanta

Plancha de brasas abierta. Expuesta en el Torreón de Pernía, 2ªplanta

Detalle chimenea, plancha de brasas. Expuesta en el Torreón de Pernía, 2ªplanta











Bibliografía:
Ruiz Ezquerro, J.J., Etnografía soriana: museos etnográficos rurales, Soria, 1991

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